¡Para esto ha quedado TVE!
La televisión pagada con el dinero de todos los españoles acoge engendros como 'Hablando claro' donde, sin ánimo alguno de reflexión, se ponen a filosofar y a parlotear neciamente sobre temas delicados como pueden ser el de la violencia de género y el maltrato a los hijos en el seno del ámbito.
En esta ocasión, tres de las patas del banco tertuliano en el programa de La 1 de RTVE lo conformaron Ana Pardo de Vera, Verónica Fumanal y Samanta Villar quienes hicieron su particular reflexión sobre el machismo y las supuestas dificultades que encuentran las mujeres a la hora de obtener el amparo de la Justicia.
Villar fue la primera en abrir el fuego para parir la siguiente opinión:
Hay un problema en el sistema judicial español cuando se producen casos de malos tratos a los hijos, posibles abusos sexuales o a veces hasta desamparo. El problema es que para ir a un juzgado y que te crean es que tienes que tener pruebas. ¿Qué madre en su sano juicio va a permitir durante un año que un padre abuse, los deje desamparados o les pegue palizas para luego ir y poder demostrar y poder tener ese amparo.
Pardo de Vera añadió que:
Es que son niños, que a veces no saben ni lo que les está pasando. Son sentencias bochornosas que normalizan comportamientos machistas.
Villar prosiguió:
Desgraciadamente la Justicia no está preparada para atender todos estos casos y debería de haber una vía social con una inversión real que pudiera hacer un acompañamiento y discernir la verdad porque al final se trata de saber qué es lo que estaba pasando y darle amparo a los niños y a las mujeres en caso necesario.
Fumanal se sumó al apaleamiento contra la Justicia:
La perspectiva de género en nuestro sistema judicial es el gran debe. Todavía estamos viendo como hay sentencias que aplican leyes sin ningún tipo de sensibilidad, sin ningún tipo de cuestionamiento sobre lo que nos pasa a las mujeres. En este país, para que te crean, tienes que traer las pruebas. La credibilidad de las mujeres está absolutamente cuestionada y más con la ola regresiva de un partido negacionista de la violencia de género que ha venido a las instituciones a romper alguno de los consensos importantes que se estaban consiguiendo con partidos que no habían estado ahí siempre.