Bajo Chiquito (Panamá), 18 oct (EFE)(imágenes: Carlos Lemos).- Cristian acaba de llegar junto a su madre y su hermano a Bajo Chiquito, el primer pueblo panameño al que arriban los migrantes irregulares tras atravesar el Tapón del Darién, la peligrosa frontera que divide a Panamá y Colombia, y su llanto no cesa.
Cristian llora porque quiere la cámara de fotos de la Agencia EFE; llora porque su madre, María Pernalete, le limpia los pies llenos de picaduras infectadas; llora cuando le echa la pomada sobre las heridas y cuando le obliga a tomar un jarabe para frenar la fiebre.
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