Marruecos prepara el terreno para la anexión a su territorio de las plazas españolas de Ceuta y Melilla. He contado en más de una ocasión la anécdota, cuando el dato aún no era conocido hasta que Zapatero se hizo la famosa foto frente al mapa, de que Hassan II -así me lo contó en 1996 un alto mando militar de la entonces base de Gando- tenía un mapa en su despacho con todo el territorio marroquí y los nombres de las siete Islas Canarias en árabe.
¿Cuál ha sido el último incidente? Una carta de Marruecos al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en respuesta a un requerimiento de este organismo por la represión de aquel gobierno en el salto de la valla de Melilla de miles de inmigrantes el pasado mes de junio, en el que se califica a Melilla de un presidio ocupado y se dice que 'no tiene fronteras terrestres' con España sino simplemente 'zonas de paso'.
El presidente de Melilla ha puesto el grito en el cielo -para que nadie le escuche- y se paseaba por algunas emisoras de radio en los últimos días exigiendo al menos una disculpa pública de Marruecos y un respaldo del ejecutivo español que, solo de forma tibia, ofreción en las primeras horas del pasado viernes 14 de octubre la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, asegurando que Ceuta y Melilla son territorio español.
Esperemos que Sánchez o Zapatero no le llamen la atención a la ministra por si sus palabras molestan a nuestro vecino del sur.
