Como habíamos vaticinado, poco a poco vamos conociendo los pasos que va dando el gobierno de España, no precisamente para velar por los intereses de nuestra Patria sino para entorpecerlos, y sí en cambio para 'lamerle las botas' a una potencia extranjera, vecina y enemiga, como es Marruecos. Una potencia cuya principal reivindicación es arrebatarnos la soberanía de dos plazas españolas, Ceuta y Melilla, que ya lo eran desde 1492, mucho antes de que el vecino país existiera como nación tras su independencia en 1956.
Hemos ido transitando durante estos últimos meses por el viraje sorprendente y sorpresivo de la política exterior española que había mantenido por nuestro país durante los últimos 47 años y que, en un golpe de timón aún no explicado, se ejecutó por la exclusiva voluntad del 'figura', el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez-Castejón. Un tipo que para esta decisión no consultó ni a las Cortes Generales, ni a su propio partido ni a la oposición y ni tan siquiera al pobre José Manuel Albares, ministro de turno de Asuntos Exteriores, que ni se enteró del 'fregado' hasta una hora y media antes.
Se habló de un chantaje puesto que el CNI sospechó desde el primer momento que el teléfono privado de Sánchez fue 'hackeado' y parece un hecho cierto que de él, esta potencia extranjera sustrajo información privada, aún no suficientemente conocida ni calibrada, no sólo del propio jefe del ejecutivo sino de su mujer, Begoña Gómez. El asunto ocasionó unos desperfectos notables, no sólo a la política energética española, por el cabreo de Argelia -nuestro principal suministrador de gas en las últimas décadas- sino a la de buena parte de la zona euro.
Conforme pasan las semanas, los meses, vamos 'uniendo los puntos'; gracias a una información de El Confidencial, hemos tenido noticia de que ex altos cargos del PSOE, como el ex presidente Zapatero, el exministro de Defensa José Bono o el exministro de Justicia y actual eurodiputado, Juan Fernando López- Aguilar, participarán en Las Palmas en unas jornadas organizadas por una asociación presuntamente prosaharaui pero que en opinión del CNI no es más que una tapadera de la inteligencia marroquí. Unas jornadas en las que se defenderá el 'plan de autonomía para esa colonia' del monarca Mohamed VI, lo que en la práctica supone una claudicación en toda regla y aceptar la violación de las resoluciones de la ONU acerca de este territorio.
¿Para quién trabajan estos artistas del politiqueo y el 'lobbismo' internacional? Desde luego no para España. Y lo que es más grave... ¿a cambio de qué?