Se nos va a hacer eterno, porque falta un año largo para que Pedro Sánchez convoque a las urnas, pero España huele a elecciones y el líder del PSOE se ha puesto histérico.
Las encuestas tienen de los nervios al Gobierno Frankenstein, porque la izquierda y sus compinches ya no suman.
El proyecto de la comunista Yolanda Díaz, que en principio debería sustituir a Podemos y servir de pata al futuro Frente Popular sanchista, ni siquiera arranca.
Y según todos los sondeos, el centroderecha,es decir el PP aliado con VOX, alcanza con cierta holgura la mayoría absoluta, lo que obligará a Sánchez a buscarse otro empleo.
Dinero no le va a faltar al socialista, a la vista de los millones que apalean cofrades suyos como Felipe González o Zapatero, pero se acabarán los paseos en Falcón, los veraneos en la Mareta y el oropel de La Moncloa y eso da dolor de hígado a Sánchez.
No quiere soltar el chollo y de ahí el frenesí de las últimas semanas.
Ayer, en su arenga a los diputados socialistas, tuvo la caradura de atribuir al PP los recortes sociales y la precariedad que impuso el socialista Zapatero en la crisis de 2010 y esa, la de la mentira y la propaganda barata, es una de las herramientas de las que tirará una y otra vez para intentar salir de la ratonera.
Otra es comprar votos a golpe de subvenciones, sin importarle el boquete en las cuentas públicas o la deuda que afrontará quien venga detrás.
Con lo mal que va la economía, la inflación y el creciente coste de la vida, no creo que le funcione.
Hay muchos más necesitados en España de los que se puede engatusar repartiendo como confeti fondos europeos y partidas del presupuesto.
Un giro al centro, al estilo del que escenificó antes de las elecciones de 2019, cuando decía aquello de que no podría dormir en la misma cama con Iglesias y que no pactaría con los proetarras de Bildu o los golpistas catalanes, queda descartado, porque ya no hay tonto que se lo crea.
Desactivada la campaña de los encuentros con la gente, porque donde aparece le gritan eso de 'que te vote Txapote' y no puede pisar la calle sin que suenen silbidos y abucheos, lo único que resta a Sánchez para intentar la remontada es cargarse a Feijóo.
Yo dudo que funcione, porque si el PSOE no fue capaz de erosionar la imagen del popular durante las cuatro legislaturas en que gobernó con mayoría absoluta en Galicia, y se hartó de buscar en los archivos, es improbable que encuentre algo ahora.
Por cierto: me he enterado de que la monarquía inglesa invita a Juan Carlos I al funeral de su prima Isabel II y que el viejo Rey va a asistir para cabreo de Sánchez y toda la patulea.
¿Y saben una cosa?… ¡Me alegro un montón!