Pedro Sánchez es un genio tanto a la hora de liquidar a los suyos como a la de recolocarlos en empresas públicas, con cargazos y sueldos de lujo.
Lo último ha sido colocar a la exjefa de prensa de Ferraz a la que defenestró hace unos días en La Moncloa, Maritcha Ruiz Mateos, como Presidenta del Hipódromo de La Zarzuela sin tener cualificación alguna para ello y con un sueldo de 137.000 euros.
Pero Maritcha no es la primera ni será la última. La lista es interminable. En tiempos de penurias, los amigos de Sánchez, a diferencia del resto de los españoles, saben que no pasarán necesidades.
Viendo como evolucionan las cosas con el Gobierno PSOE-Podemos, queda claro que cuando Sánchez decía aquello de “no vamos a dejar a nadie atrás”, no se refería a los españoles en general sino a sus amigos y colegas de izquierda.
Y todo eso lo paga el sufrido contribuyente español, al que este Gobierno exige que ahorrar en luz y energía a riesgo de recibir un multazo que lo deje doblado.
Todo para que Sánchez pueda dormir a pierna suelta en La Moncloa, veranear en La Mareta, volar en Super Puma y en Falcon, mientras los españoles de a pie sudan tinta para llegar a fin de mes.