El Tribunal Supremo ha puesto punto y final al caso de los ERE.
Condena a prisión a José Antonio Griñán, presidente de la Junta de Andalucía entre 2009 y 2013 y presidente del PSOE de 2010 a 2013, acompañado de 4 exconsejeros.
Y ratifica la inhabilitación de otro expresidente socialista, el veterano Manuel Chaves.
No parece mucho, si se tiene en cuenta que estafaron 680 millones de euros y se comparan sus penas con las que cayeron a otros como Barcenas, Correa o Urdangarín, pero se ha hecho justicia, aunque hayan hecho falta más once años.
No se si sigue vigente, porque, con este Papa argentino y el aggiornamento general, muchas cosas están patas arriba en la Iglesia Católica, pero seguro que muchos de ustedes todavía se acuerdan de que en el Catecismo se decía que el acto de contrición exigía examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de enmienda y cumplir la penitencia.
Ignoro si Griñán terminará durmiendo en la cárcel o si el Tribunal Constitucional lo dejará sin penitencia.
Lo que tengo muy claro es que ni él, ni Chaves, ni Sánchez ni el PSOE en su conjunto sienten dolor de los pecados o albergan propósito alguno de enmienda.
No hace nada que el inefable Zapatero, durante un mitin junto a Espadas, exalcalde socialista de Sevilla y candidato del PSOE en la campaña andaluza, manifestaba enardecido el orgullo que a él y sus compinches les generaban actuaciones como las Chaves y Griñán.
En esta línea se han manifestado desde el castellanomanchego García Page al valenciano Ximo Puig, pasando por el presidente Sánchez o su nueva número dos ‘Chiqui’ Montero, quien ostentaba cargo de relevancia en la Junta de Andalucía durante la década de latrocinio.
Tienen su coña el asunto, porque justo hoy, coincidiendo con la sentencia del Supremo, nos hemos enterado -gracias al periodista Antonio Naranjo invitado habitual de este programa-, de que el Gobierno PSOE-Podemos ha estado año y medio ocultando un informe ‘confidencial’ del Ministerio de Transportes, sobre la aerolínea Plus Ultra, a la que se rescató con 53 millones de euros y que ahora se ha extinguido por quiebra.
En ese informe queda patente que todo fue ilegal y que el dinero público, que debía haber ido destinado e a ayudar a pymes españoles, se fue por el desagüe.
Lo que no explica ese documento sin ninguno es cómo Zapatero, Bono, Ábalos, Blanco y otros prebostes socialistas, se han hecho multimillonarios.
Estos socialistas no tienen ni arrepentimiento, ni remedio.