Pedro Sánchez se fue a la localidad cacereña de Casas de Miravete, afectada gravemente por el incendio en el Parque Nacional de Monfragüe, a proclamar que “el cambio climático, mata”.
La hipocresía no tiene límites. No se puede concienciar contra el cambio climático y, al mismo tiempo, contribuir a contaminar el medio ambiente con un derroche de medios de transporte absolutamente intolerable.
Pedro Sánchez se fue por la mañana de Madrid a Extremadura en un helicóptero Super Puma. El mismo trayecto lo hacía su coche oficial vacío para que el Presidente pudiera moverse por la zona. En Badajoz le esperaba el Falcon, que también había ido en vacío hasta el aeropuerto pacense. Y ya con Sánchez a bordo, el Falcón aterrizó en la base aérea de Torrejón, donde el Super Puma, que había vuelto a Madrid vacío, esperaba al presidente para trasladarlo a la Moncloa. Y, mientras tanto, el Audi A8 también regresó a Madrid vacío.
Para concienciar contra el cambio climático hay que predicar con el ejemplo. Y la excusa de que es por razones de seguridad ya no resulta en absoluto convincente. Más bien suena a cínico pretexto.
La agenda de Pedro Sánchez es tan contaminante que sólo un hipócrita como él puede inventarse que para ir a Extremadura se necesita un Falcon, un Super Puma y un Audi 8. ¿De verdad puede resultar creíble que, mientras pide sacrificios a los españoles, se comporte como un jeque?