Quizá sea un poco excesivo titular mi Repaso haciendo un remedo del bando de independencia firmado por los alcaldes de Móstoles el 2 de mayo de 1808, pero es que la cosa no está para bromas.
El peligro no son los mamelucos de Napoleón y no están fusilando madrileños en la Montaña del Príncipe Pío, como pintó Goya, pero España, como proyecto común, como democracia, si está en riesgo.
Y por culpa, esencialmente, de un tipo llamado Pedro Sánchez.
Hoy, como periodistas, como ciudadanos, somos menos libres de lo que éramos hace cinco, hace diez, hace 20 o 30 años.
Pocas veces, como ahora, España ha rozado la tentación totalitaria.
Desde La Moncloa se toman decisiones más propias de un régimen dictatorial que de una democracia decente.
Por ejemplo, se ha decidido que los espías del CNI dejen de vigilar a los principales enemigos internos que tiene el país, que no son otros que los proetarras vascos y los golpistas catalanes.
Se maniobra desde la Presidencia del Gobierno para hacerse con el control de empresas privadas como INDRA, con participación estatal, pero privadas, en connivencia con empresarios extranjeros.
Se prepara una ley, pasando por la entrepierna la separación de poderes, para ocupar el Tribunal Constitucional, institución que, por cierto, trabaja muy poco y ha perdido el escaso prestigio que pudiese haber tenido en alguna ocasión.
La economía va cada día peor y en lugar de tomar medidas para evitarlo y aliviar el sufrimiento de la gente, se fuerza el cese del director del Instituto Nacional de Estadística, porque los datos que da sobre paro, precios, PIB o inflación, no gustan a Sánchez, Calviño y sus compadres.
Se permite a los independentistas catalanes adoctrinar en los colegios, se usa la pública TVE, que pagamos todos, como si fuera la cadena privada del tándem PSOE-Podemos, y se ocultan todas las tropelías, mangancias, pifias, corrupciones y pecados que perpetran este Gobierno infame y los facinerosos que lo apoyan.
Sumen a ello el descrédito de la Fiscalía, del CIS y cualquier organismo que haya podido contaminar el presidente más mentiroso de la Historia.
Cierto que Sánchez y su cuadrilla, incluyendo el pelotón de ineptos que tiene en su gabinete, son propensos al ridículo y que mucho de lo que hacen y dicen da risa, pero no hay que engañarse.
O los echamos en cuanto tengamos la oportunidad de votar en unas elecciones, o van a dejar España como una era.