Me ha dejado patidifuso la última cabriola de Pedro Sánchez.
No porque de repente ponga cara de estreñido y suelte eso de: "Gobernamos para la clase media”.
Según el CIS, el 70 % de los españoles se declara de ‘clase media’ y ya se sabe que los políticos siempre intentan pescar donde hay muchos peces.
Lo que me escandaliza es que el tipo tenga la desvergüenza de añadir que el suyo es un Gobierno molesto para determinados poderes económicos, “que tienen sus terminales mediáticas”.
En otras palabras, que si la izquierda se ha pegado una chufa en Andalucía no es porque el PSOE lleve 40 años mangando a lo bestia o por la ineptitud y el sectarismo de sus ministros, sino porque tiene al Ibex en contra y a los periodistas haciendo labores de zapa.
Manda huevos.
Miren… En los 46 años, 7 meses y 7 días transcurridos desde que se murió en la cama el general Franco, ningún Gobierno español ha acumulado tanto respaldo mediático como el engendro de 22 ministros montado por Sánchez, con apoyo de los zarrapastrosos de Podemos, los proetarras de Bildu, el PNV, los golpistas catalanes y algún otro.
Mediático y económico, porque los ricos de verdad, desde nuestra primera banquera a los que que acaban de comprar de saldo el Grupo PRISA, le comen todos en la mano.
Seguro que se acuerdan, porque fue hace poco más de dos años.
No había dinero para mascarillas, los ancianos morían abandonados en los hospitales por falta de respiradores, los agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional trabajaban en plena pandemia sin protección, y todo lo que se le ocurrió al Gobierno socialcomunista fue aprobar la concesión de un porrón de millones en ‘ayuda financiera‘ a LaSexta, Antena 3 o Telecinco, que dan descomunales beneficios y cuyos directivos y presentadores cobran sueldos de escándalo.
Fue sólo la punta del iceberg, porque desde entonces, de forma sistemática, se riega desde La Moncloa a los medios y periodistas adeptos al régimen sanchista, usando el dinero de la publicidad institucional.
Y en justa contraprestación, eso que se conoce como la ‘Brunete Pedrete’, integrada no sólo por Ferreras, Fortes, RTVE, los gremlins de LaSexta, la Cadena SER y El País, sino también por una recua de tertulianos y medios online, donde pastan mezclados los progres convencidos y los interesados, le baila el agua a Sánchez y tapa todos sus escándalos.
Es una vergüenza para el periodismo español, pero es lo que tenemos.
Con Sánchez, el que asalta empresas como Indra y se apresta a meter sus peones en el Tribunal Constitucional, los españoles somos cada día menos libres y más pobres. Los de clase media y todos los demás.
