Y ahora qué.
Tras el apoteósico triunfo del PP en Andalucía y el tremendo revolcón que se ha llevado la izquierda, la incógnita es cómo se coloca cada uno y afronta el tiempo que resta hasta las elecciones generales.
El PSOE, como han dejado ya claro los Lastra, Sicilia, Tezanos y compinches, va a insistir en su fórmula clásica: propaganda para maquillar la realidad, abrazo a sus perversos socios, agitar viejos trapos sucios del PP y mucho guerracivilismo.
No se traguen ese cuento según el cual los barones socialistas están incómodos y exigen un cambio de rumbo y marcar distancias con Podemos.
Page, Vara, Lambán, Francina, Puig y el resto viven paralizados por el miedo a Sánchez y ni respiran, para que La Moncloa no les mueva el sillón.
Verificado el cabreo de la gente con este inepto Gobierno, que se dedica a perturbar, alterar y ofender hasta el último reducto de la vida de los ciudadanos con decisiones que son un despropósito, una sandez, un abuso o un atraco, y viendo como se deteriora la economía, de poco les va a servir a los socialistas dentro de un año, en las municipales y autonómicas, o dentro de año y medio en las generales.
Sabemos lo que van a hacer Sánchez, el PSOE y sus cómplices, pero todavía no tenemos claro qué harán Alberto Núñez Feijóo y el PP.
Corre el rumor de que Feijóo ofrecerá a Ciudadanos integrarse con los populares, en un bloque de centroderecha.
Yo dudo que Arrimadas se agarre a ese clavo ardiendo, que permitiría a algunos de sus diputados seguir en la pomada. Me da que su plan es cambiar de nombre al partido, poniendo el acento en la palabra ‘liberal’, y apostarlo todo a sacar media docena de escaños, que le permitan -al estilo PNV pero en decente- marcar el tono a un PP que no llegará a la mayoría absoluta.
Feijóo, a diferencia del inexperto tándem que formaban Pablo Casado y García Egea, no intentará someter a sus líderes regionales. Su objetivo es derrotar a Sánchez y le valen tanto la combativa Isabel Díaz Ayuso como el pactista Juanma Moreno.
Por ahí, por mucho que se empeñen Ferreras en laSexta, Fortes en TVE, El País, la Cadena SER y los tertulianos de plantilla, no habrá fisuras.
La incógnita es VOX.
En Andalucía no consiguió sus objetivos, pero creció dos escaños y va a ser clave, si el objetivo es sacar del poder a la izquierda y la extrema izquierda.
Feijóo intentará transmitir la idea de que no tiene a Santiago Abascal en la ecuación, pero sabe perfectamente que al final, cuando haya que sumar para echar a Sanchez de La Moncloa y si no se repite el ‘milagro andaluz’, pacta con VOX o no hay tu tía.