El voto del miedo, ese que la izquierda utiliza en España desde los tiempos del ‘doberman’ de Felipe Gonzalez y Alfonso Guerra, funciona electoralmente, pero creo que a partir de ahora en el sentido opuesto al que querrían Pedro Sánchez y compinches: lo que genera pavor en España es el Gobierno Frankenstein.
Lo que teme el personal y ha quedado en evidencia en Andalucía este 19 de junio de 2022, es que se hunda la economía, aumente el desempleo, se dispare la inflación y encima nos suban los impuestos.
Resulta casi enternecedor, todavía no disipada la polvareda levantada por el cacharrazo que les ha dado el popular Juanma Moreno, ver a la izquierda política y mediática analizando su fracaso.
En lugar de hacer autocrítica y asumir que la ciudadanía empieza a pasar factura al PSOE por la pésima gestión del Gobierno Sánchez, así como por sus alianzas con separatistas y proetarras, todo su mensaje es que la arrolladora mayoría absoluta del PP pone a los populares ante el dilema de elegir entre ‘centristas moderados’, reacios al acuerdo con la ‘extrema derecha’, y un ala dura muy combativa, que ve a VOX como su socio natural.
El PP tiene entre sus cuadros y periodistas de plantilla a mucho tontolaba, pero no puedo ni imaginar que piquen otra vez y compren el cuento de que la batalla es entre la ‘línea Moreno’ y la ‘línea Ayuso’.
VOX no es necesario para gobernar Andalucia, pero será esencial, imprescindible, vital, en ayuntamientos y autonomías, en la batalla de mayo del año que viene, y en las generales de finales de 2023.
Aquí, el enemigo a batir, el peligro, el mal, son Sánchez, el PSOE y su siniestra cuadrilla.
Sánchez es el presidente que más ha mentido de nuestra democracia y el que lo ha hecho con mayor desparpajo.
El PSOE es un partido sin principios, ajeno al interés de España, aliado con una extrema izquierda sectaria y desquiciada, abrazado a proterroristas y golpistas, que capitanean incompetentes del estilo de Adriana Lastra, o trepas como Ximo Puig, García-Page o Vara.
El inepto Sánchez y su partido no ofrecen solución alguna para los problemas de la clase media, de los autónomos, de los humildes, de las familias, de los españoles de a pie.
La receta socialista es solo una: más gasto, más impuestos y más demagogia.
¿Cómo no les va a tener miedo el personal, con la que esta cayendo y tal como se perfila el panorama?