El gobierno de España ha decidido internacionalizar el conflicto con Argelia. No me he vuelto loco. Ya sé que esto era lo que decían los etarras en los ochenta y en los noventa, y todo aquello que se dio en llamar el mundo de la 'izquierda abertzale'. Espero que al gobierno no le importe porque se apoya en los 'bildutarras', en los nostálgicos del tiro en la nuca para gobernar y sacar adelante leyes.
Se nos va de las manos el lío que ha preparado el señor Sánchez con Argelia. Se nos va de las manos a todos los españoles, no solo a él. Ese es el problema. El presidente ha abandonado el foco tradicional de la política exterior española y no sabe lo que ha hecho al escupir a la cara a Argelia. A lo mejor esto es lo que, por fin, se lleva por delante a Pedro Sánchez y le acorta la vida en La Moncloa. De momento, lo que nos va a hacer sufrir está por escribir, y las réplicas de este terremoto son todavía imprevisibles.
José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, ha tenido que irse corriendo a Bruselas. Se iba para la Cumbre de las Américas pero en Bruselas han decidido que pase por allí para explicar a las autoridades comunitarias qué demonios estamos haciendo porque el problema no alcanza solo a España sino que puede extenderse a toda Europa.
Nos acabaremos enterando y se acabará publicando, aún con cuentagotas, toda esa información de la que disponen los servicios secretos marroquíes acerca del presidente del gobierno y de su señora. Lo que en opinión de los servicios secretos es un auténtico chantaje y está detrás, como trasfondo, de todo este conflicto diplomático.