Hay quien cree, sobre todo los muy futboleros, que inventó la frase Pep Guardiola, para referirse a Mourinho, en los tiempos en que uno entrenaba al Barça y el otro al Real Madrid, pero lo del ‘p... amo’ viene de antiguo.
La expresión malsonante se usa desde hace mucho tiempo, para referirse al mejor en un área concreta.
A quién controla la situación. Y en mi opinión, el ‘p... amo’ en la política española es Isabel Díaz Ayuso.
La presidenta de Madrid ha interpuesto un recurso ante el Tribunal Supremo para que los niños madrileños puedan seguir estudiando un Bachillerato razonable.
Un Bachillerato en el que no baste aprobar en ‘sanchismo’ y pendejadas, sino que sea necesario saber quiénes eran los Reyes Católicos, enterarse de cómo fue la Reconquista, estar al tanto de la peripecia de Cristobal Colón y qué son las raíces cuadradas.
Y andan los tertulianos del pesebre socialista revueltos, preguntándose en voz alta, por qué Ayuso planta cara a Sánchez y a su sectario plan educativo, cuando lo que debería escamarles es el silencio de los presidentes de Aragón, Extremadura, Valencia o Castilla-La Mancha.
¿Nada tienen que decir Lambán, Vara, Puig o García-Page de la mutilación de la Historia de España en la Enseñanza Obligatoria? ¿Tampoco de que un niño catalán no pueda estudiar en español? ¿Ni siquiera les preocupan los delirios ideológicos y de género, que Sánchez y compinches intentan inyectar en vena a nuestros chavales?
El español adulto que quiera comprar la averiada mercancía que lanzan al alimón desde el Gobierno socialcomunista el líder del PSOE, las ministras podemitas y sus cómplices, tiene toda la libertad de hacerlo y viendo las encuestas da la impresión de hay todavía millones de tontos que lo hacen, pero lo de los escolares es diferente.
La Educación de los niños no puede convertirse en un remedo del adoctrinamiento soviético y ya podrían los jueces del Supremo pronunciarse a toda prisa sobre el tema, en lugar de dejar correr miserablemente el tiempo, que es lo habitual.
La presidenta de la Comunidad de Madrid plantó cara al Gobierno PSOE-Podemos durante la pandemia y dejó a los autónomos trabajar y a los comerciantes levantar la persiana en lugar de arruinarlos; eliminó el impuesto de sucesiones, porque es indignante que te hagan pagar tres veces por los mismo, y ha llevado ahora a Sanchez al banquillo porque adoctrinar no es educar.
Lo raro, lo increíble, lo inaudito es que estas cosas, que son puro sentido común, sólo se atreve a hacerlas ella.
