Hoy se celebra una efeméride desgraciada para España. Este 1 de junio de 2022 hace cuatro años de aquella aciaga tarde en la que España estuvo gobernada por un bolso, un carísimo bolso, de la entonces vicepresidenta primera del gobierno, Soraya ¡ Sáenz de Santamaría y en la que el hoy presidente, Pedro Sánchez, de una forma bastante rastrera, accedía a la jefatura del Ejecutivo gracias a una moción de censura 'fake' que triunfó gracias al voto, el famoso 'escaño 176', de un tipo de Teruel -el representante del partido 'Teruel existe- que vivía en Valencia y cuya mujer, mejor dicho una empresa relacionada con ella, se vio muy beneficiada con aquella circunstancia. Así al menos se publicó y no tenemos noticia de que jamás le llegara inspección fiscal alguna o cualquiera otra notificación.
Hace cuatro años que España, desde aquel día, vive arrodillana-no España como nación pero sí su aparato administrativo- vive de rodillas, por obra y gracia de las rodilleras del tal Sánchez Castejón, ante proetarras, secesionistas y golpistas catalanes, delincuentes de toda laya, que en Podemos los hay porque algunos están condenados ya en sentencia firme, mientras la mayoría de los españoles asistimos atónitos a un espectáculo triste, no solo política institucional y socialmente sino también económicamente, porque nos están arruinando y lo que nos queda.
Frente a este panorama, el ministro Félix Bolaños, que será uno de los primeros en salir disparado del Ejecutivo en la crisis de gobierno que forzará la salida de Margarita Robles, tal y como les avanzamos en 'La Retaguardia' de Periodista Digital del pasado lunes 30 de mayo en rigurosa EXCLUSIVA, ha declarado que 'los socialistas gobiernan para el interés general mientras que el PP gobierna abrazado a la corrupción'. Hombre, y el PSOE abrazado a los golpistas y a los proetarras, simpatizantes de los asesinos de sus compañeros Enrique Casas, Joseba Pagazaurtundúa, Froilán Elespe, Fernando Buesa o Ernest Lluch, entre otros, que se estarán removiendo en sus tumbas.
La buena noticia es la debacle que va a sufrir el PSOE y la extrema izquierda en Andalucía, donde Moreno y Olona van a obtener dos de cada tres votos de los andaluces. Un nuevo punto de inflexión que echará, por muchos años, a los socialcomunistas del gobierno de España.