No sé si les he contado que, en 2017, el Tribunal Supremo me condenó a pagar una multa de 6.000 euros por haber llamado ‘mangante’ y ‘gilipollas’ a Pablo Iglesias, durante un debate de televisión.
En la sentencia, los jueces puntualizaban que "el uso de esos términos es innecesario para la crítica política" y que "no está justificado por el ejercicio legítimo de la libertad de expresión, ni en el caso de que el destinatario ostente un cargo público y los insultos se realicen con ocasión de polémicas de carácter político”.
Vaya por delante que me reafirmo en que Pablo Iglesias es un gilipollas de tomo y lomo y también en que ha cobrado reiteradamente de algunas de las dictaduras más infames de la Tierra.
Vamos ahora con lo de ‘mangante’, termino que ayer utilizó desde la tribuna del Congreso de los Diputados el socialista Pedro Sánchez para referirse al PP en su conjunto y de forma destacada a Mariano Rajoy y a quienes fueron sus ministros.
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, ‘mangar’ es sinónimo de hurtar o robar y a esa acepción se agarraron los magistrados que me sancionaron, por usarla en referencia a Iglesias, en una época en que políticos, empresarios, juristas y sobre todo periodistas, daban lametones a los zarrapastrosos de Podemos.
Me ha llamado la atención el que ni Rajoy ni los aludidos hayan dicho ni pío, aunque son gente que nunca tuvo pasión por la lucha.
Quizá hayan pensado que mejor no meterse en jaleos y que ese Supremo, que me multó por calificar de ‘mangante’ al Coletas, ahora diría que Sánchez se limitó a ejercer la libertad de expresión.