Está en desuso, porque, como buena sociedad occidental, la española se idiotiza progresivamente y la memez, la incoherencia y lo cutre ocupan cada día mas espacio, pero no viene mal recordarlo a propósito de ‘Pegasus’.
Seguro que algunos de ustedes se acuerdan de aquello tan sabio que nos decían en el colegio, cuando el bachillerato era el Bachillerato.
‘Chaval, en la vida se puede hacer cualquier cosa menos el ridículo’.
Pues con más jolgorio que pena, debo subrayar aquí que Pedro Sánchez y su Gobierno están haciendo el ridículo. Y monumental.
En el vodevil de ‘Pegasus’ no nos puede pedir ‘adhesiones inquebrantables’, sabiendo cómo sabemos la catadura que tiene Sánchez, la naturaleza de sus montajes y las mentiras que nos intentan colar.
Se me amontonan las sospechas y las preguntas. Y creo que el Gobierno PSOE-Podemos no ha aclarado ni una: Sanchez ha querido jugar a James Bond y se ha quedado en personaje Mortadelo y Filemón.
Lo único evidente, cierto y comprobado, es que el socialista Sánchez ha utilizado el supuesto espionaje para intentar calmar a los golpistas de ERC y a sus cómplices de Bildu, a quienes no bastaba que los metieran en la Comisión de Secretos Oficiales.
Es de chiste: hace unos días Margarita Robles defendió en el Congreso, con toda la razón, el derecho del Estado a defenderse de golpistas reincidentes, golpistas a los que Sánchez indultó y, vaya por Dios, a los tres días salen Zipi Bolaños y Zape Rodríguez a denunciar que Pegasus había espiado al presidente y a su ministra de Defensa.
¿Qué casualidad no? Bien, supongamos que es cierto.
¿Por qué tardaron casi un año en darse cuenta? ¿Lo sabían desde el primer momento y se lo han callado hasta que les ha venido bien?
¿O no se han enterado y acabamos de descubrir que el okupa de La Moncloa usa su teléfono móvil con la misma ligereza que tira del Falcon y que anda en seguridad al nivel de un adolescente en Instagram? ¿No se hace un control diario en las comunicaciones del presidente? ¿Los espías de Sánchez son los mismos que los de los separatistas o aquí espía todo Dios a todo Dios y nadie se entera?
Porque si el Gobierno era consciente y se lo calló, mal. Y si no lo sabía y se ha enterado ahora, peor. Lo que no puede ser es que nos suelte una película de espías, como ya hizo con las cartas con balas o las navajitas en la campaña electoral de la Comunidad de Madrid.
Ya verán lo poco que tarda este sujeto, ayudado por los periodistas del pesebre y las cadenas de televisión cautivas, en sacar a pasear otra vez a Franco.
Estamos en manos de una panda de facinerosos, que, para colmo de males, son además unos ineptos.