En su editorial, El Campanazo, Eurico Campano se lamenta de que la justicia en España sea tan lenta, sobre todo en los casos de corrupción política.
El exdirector del la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo, Fernando Villén, no es más que otro personaje, de los cientos, que presuntamente se ha lucrado indignamente con dinero de los parados de aquella comunidad y lo ha despilfarrado, según cree la Fiscalía, en los peores vicios privados.
Campano evidencia la doble vara de medir de la izquierda, que acosa al alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, por ejemplo, por un caso de presunta corrupción en la compra de mascarillas y en el que estaría involucrado el aristócrata Luis Medina, pero que no ha hecho más que comenzar a investigarse y mira para otro lado ante sus propias miserias: la depredación de dinero público en Andalucía, el mayor caso de corrupción de la historia de Europa en función de los cientos de imputados y de los miles de millones que se habrçian estafado y que ha salpicado de lleno en los últimos años a Susana Díaz, y a los expresidentes del PSOE, Manuel Chaves y José Antonio Griñán.