Todo el mundo forma sus opiniones y sus emociones a partir del sistema mediático. En Rusia y en todas partes. Puede que aquí disfrutemos de más pluralidad que en Rusia pero es evidente que la concentración de la propiedad de los medios de comunicación en un oligopolio controlado por bancos y fondos de inversión, no contribuye a la libertad de información, ni a la libertad en general.