Enclavada en las montañas de Costa Rica, en los márgenes del río Cajón, esta finca de 200 hectáreas conserva la mitad de su superficie para bosque. El dueño, Alberto Sáenz, combina la cría de animales con la naturaleza. A cambio, el estado de Costa Rica le desembolsa anualmente 64 dólares por hectárea.
Nota:
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