En el vídeo de circula como la pólvora por las redes sociales se ve a los jugadores del Betis abrazados y sonrientes en el centro del campo, bromeando y riendo. En un momento en medio del lógico jolgorio por la victoria, Andrés Guardado finge que le impacta una botella de plástico en su cabeza y se desploma al suelo entre una carcajada general. Es una evidente parodia de lo sucedido el día anterior tras la agresión a Jordán y no ha sentado bien en el vestuario del Sevilla FC.