Esto se calienta. Huelga de trabajadores del metal en Cádiz, paro de camioneros en vísperas de Navidad, movilización de agricultores y ganaderos y este sábado, 27 de noviembre, gran manifestación de policías y guardias civiles en Madrid.
Y todo el mérito es del Gobierno PSOE-Podemos y de su jefe.
Pedro I, el Mentiroso, el de la tesis fake, las siestas con Pablo Iglesias y las promesas incumplidas, va camino de lograr un hito histórico: cabrear en España a todo el que no es perroflauta, vago redomado, antisistema, golpista, proetarra, zarrapastroso, asesor oficial o enchufado.
Es muy pronto para saber si la ciudadanía ha llegado al punto de ebullición, pero en La Moncloa no las tienen todas consigo.
Tras dos años durante los que, con la inestimable ayuda de TVE, LaSexta, El País, Cadena SER, y todas las cadenas y tertulianos de la Brigada Pedrete, han mantenida anestesiada a la opinión pública, la cosa parece comenzar a írsele de las manos.
Los focos de descontento social son cada día más numerosos, por mucho que el Gobierno y sus voceros repitan hasta la náusea que la recuperación económica es un éxito y que el maná de los fondos europeos nos hará a todos sanos y felices.
La verdad es incompatible con ese discurso del Ejecutivo socialcomunista que toma por tontos a todos los españoles.
Si estás en paro, en ERTE, has tenido que cerrar la empresa o bajar la persiana del negocio; escuchar a Sánchez, Calviño o Escrivá decir que todo va de cine, sólo te puede sentar como un tiro, cuando ves que el precio de la luz es un escándalo, los carburantes están por las nubes, los precios de los alimentos suben y a ti no te alcanza ni para llegar a fin de mes.
A mí me duele que asuntos tan trascendentales como son el pacto con los golpistas catalanes o los apaños con los etarras vascos hayan pasado a un segundo plano, desplazados por la preocupación económica, pero este es el país que tenemos.
Un país donde dónde, intentando rascar votos como sea, el Gobierno pretende acabar con el fracaso escolar y la vergüenza que anualmente nos hace pasar el Informe Pisa, instaurando el aprobado general y desterrando los exámenes. Gracias a ello, no habrá fracaso escolar en España, porque el fracaso aguardará a los estudiantes en la vida, cuando se hagan adultos y tengan que salir al mercado a competir.
A final, en contra de lo que el propio líder del PSOE esperaba, me da a mi que van a ser los pensionistas, los jóvenes, los autónomos e incluso esos estudiantes a los que se va a dejar pasar de curso con una mochila de suspensos, quienes den la patada definitiva a Sánchez.