Crisis de suministros; inflación disparada; precios inasumibles de gas, carburantes y electricidad; riesgo hasta de quedarnos sin calefacción; broncas entre los dos conmilitones del Gobierno PSOE-Podemos; mentiras de un presidente que ni siquiera respeta la división de poderes; ataque sin precedentes al Tribunal Supremo y a la Constitución; apaños con los golpistas catalanes e incluso con los herederos de la banda asesina ETA; ofensiva contra la libertad de expresión… ¿hay quién dé más?
Quizá sí, pero creo que esta lista sirve para hacerse una somera idea del desastre que es el socialista Pedro Sánchez y de lo imprescindible que se ha vuelto echarlo de La Moncloa.
Hasta las encuestan juegan en contra del líder del PSOE, pero paradójicamente Sánchez tiene en estos momentos a su favor la pavorosa inepcia de la dirección del PP, que en vez de hacerle oposición se la hace a Isabel Díaz Ayuso, en una de las operaciones más torpes e incongruentes de la historia reciente de la derecha española, que ya es decir.
En la guerra en la que están enfrentados Casado y Ayuso no está en juego el candidato del PP en las próximas elecciones generales.
Haga lo que haga la presidenta de Madrid, el candidato será Pablo Casado.
Lo único que está en juego –de momento- es quién preside la organización en Madrid y por tanto elabora las listas y decide quien sube y quien baja en el aparato de la región.
Y la pregunta es inevitable: ¿Es que en Génova 13 nadie se da cuenta de que esta reyerta es una máquina de espantar votantes?
¿No perciben que al personal lo que de verdad le importa no es quien coloca mejor a sus fieles y amigos, sino que el socialista Sánchez salga escopetado de la Moncloa y que eso exige unidad?
Los que peinen canas seguro que alguna vez habrán oído eso que se decía antaño en los pueblos, cuando alguien había estudiado mucho, pero era torpe para las cosas cotidianas: “Muy listo para los logaritmos, pero un tonto para los recados”.
Pues eso; siendo tan listos ¿por qué estos del PP se comportan como imbéciles?
Desde aquí, aunque nadie me lo ha pedido, sólo se me ocurre darles un consejo a Pablo Casado y a Teodoro García Egea.
Que Isabel Díaz Ayuso, espectacular ganadora de las elecciones autonómicas del 4 de mayo quiere dirigir el PP de Madrid, pues que lo dirija y a intentar ganar las elecciones de 2023 con su ayuda.
Estas pueriles batallas internas solo deterioran una imagen de unidad, que es una condición básica para que el centroderecha arrolle en las próximas generales.
Y eso es crucial, porque si el tramposo Sánchez y sus compinches siguen en el machito otros cuatro años, en 2027 o 2028, que es cuando volveríamos a las urnas, a España no la va a conocer ni la madre que la parió.