El 1 de noviembre de 1998, el entonces capitán de la policía, Julián Ernesto Guevara perdió su libertad, las FARC lo secuestraron. Fueron casi 8 años de cautiverio, lejos de lo que más amaba, su institución, su madre y su pequeña hija, Ana María.
El 20 de enero de 2006, su compañero y ángel guardián en cautiverio, el sargento Jairo Durán, presenció cómo al capitán se le fue la vida, secuestrado y lejos de todo lo que amaba. El 2 de julio del 2008, cuando el sargento Durán fue liberado, gracias a la operación jaque, trajo consigo la herencia del capitán Guevara. Sus últimas memorias con sus clases de inglés, sus cuentas, algunos de sus sueños y la foto, de su hija Ana María, que lo acompañó hasta sus últimos momentos.
Con un puñado de palabras llenas de rabia, impotencia, amor, sueños y dolor, el valiente Capitán Guevara le escribió a su madre y a su hija los últimos pensamientos que tuvo meses antes de morir. Estas sentidas cartas y el significado que tuvieron para su familia son el corazón de esta sentido y humano reportaje.