Es de esos zascas que hacen época, pero el afectado -en este caso el independentista Gabriel Rufián- ha hecho como que no se entera y eso que se han enterado del palo que le sacude Iván Espinosa de los Monteros (VOX) hasta los monos del peñón de Gibraltar.
Por cierto que lo de Gibraltar se las trae, aunque el Gobierno PSOE-Podemos no lo tenga en su agenda y cada vez que lo toca , lo empeore.
El acuerdo entre Reino Unido y la Unión Europea sobre el Brexit excluía expresamente a Gibraltar, cuyo futuro Londres tuvo que negociar con España.
Y horas antes de que en ese rincón del sur de la península Ibérica se consumara un "Brexit duro", el socilista Pedro Sánchez, que está en La Moncloa apoyado por Podemos, proetarras vascos y golpistas catalanes, cedió ante Londres facilitando un acuerdo por el que Gibraltar se incorporará al espacio de libre circulación Schengen.
"Derribamos barreras para construir una zona de prosperidad compartida", dijo la entonces ministra de Asuntos Exteriores de España, Arancha González, quien destacó que se derribará la emblemática verja que separa ambos territorios.
El ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, celebró como un "éxito" que abrirá "un arco iris de oportunidades" y no es para menos.
Son apenas siete kilómetros cuadrados, un puñado de tierra que en otras circunstancias pasaría desapercibido dentro de un continente vasto y poblado, en la orilla de un mar casi vecinal. Son apenas siete kilómetros cuadrados, pero lo son todo: Gibraltar, la Roca -como se conoce en la zona-, el Peñón. El símbolo. De otras épocas, de negociaciones, países y soberanías. De colonialismo.