Lo de astronauta no va por el lado de los altos vuelos o la visión universal, porque lo del socialista Pedro Sánchez es bastante gallináceo.
Va por su alejamiento -sobre todo moral, cultural y político- de lo que son España y los españoles.
El actual íder del PSOE, a la estela de lo que en su día inició el inefable Zapatero, perpetra con prisa y sin pausa una claudicación general.
Va de cesión en cesión y enlaza una humillación política tras otra, para poder seguir durmiendo en La Moncloa.
Sánchez ha desactivado delitos muy graves, y está demostrando que la fuerza de un Estado para defenderse frente a quienes lo agreden es irrelevante, porque debe subordinarse al tacticismo oportunista.
No tiene el socialista idea alguna de España, de su Historia, del valor de la Transición, o de lo que realmente significa la concordia.
Los indultos a los golpistas catalanes fueron un trágala inaceptable, que incrementarán la crispación política y alentarán una ruptura social mucho más ideologizada y combativa.
El acercamiento de terroristas etarras es otra faceta más.
Y el retroceso en Educación o en algo tan esencial como el español, la lengua de todos, además de un error es un crimen.
Y una estupidez, como subraya Pablo Casado, líder del PP.