Es una vergüenza que este Gobierno permita que se rindan homenajes a los asesinos de la ETA y contribuya al acercamiento a cárceles del País Vasco.
Una humillación absoluta a las víctimas del terror de esta banda armada que tanto daño ha causado en España durante décadas.
Hoy, Otegi sigue sin pedir perdón por los crímenes cometidos por el grupo terrorista.