Ginebra (Suiza), 15 jun (EFE).- (Imagen: Antonio Broto) El mundo asiste mañana al encuentro que protagonizarán los presidentes de EE.UU., Joe Biden, y de Rusia, Vladimir Putin, en el que tratarán temas en los que pueden dejar de lado sus diferencias, como la estabilidad estratégica y la lucha contra la pandemia, pero sobre todo de los muchos asuntos que los enfrentan, como la cibercriminalidad, la crisis de Ucrania y los derechos humanos.
Lo que los separa es mucho y el tono entre ambas potencias ha sido agresivo en los últimos meses, coincidiendo con el tiempo que lleva Joe Biden en el cargo, hasta el punto de haber tachado tácitamente de asesino a Putin en una entrevista televisiva.
Tal actitud provocó una agría respuesta del Kremlin, pero no impidió que fuese luego Biden quien llamara por teléfono a Putin para proponerle esta reunión, probablemente la única manera de encontrar un terreno común para un posible acercamiento.
La cumbre de Ginebra cierra la primera gira internacional de Biden, que le ha llevado primero a la cumbre del G7 y a reafirmar una vez más los lazos con el Reino Unido, y luego a sellar la alianza con sus socios europeos, con los que la relación se había deteriorado por las políticas unilaterales de Donald Trump.
El presidente estadounidense llegará a la ciudad suiza reforzado por la voluntad de todos sus interlocutores de los últimos días -los líderes de los países más influyentes del mundo, con la obvia excepción de China- de estrechar su relación guiados por un paquete de intereses comunes.
LOS DERECHOS HUMANOS, CUESTION INEVITABLE
El Gobierno ruso ha confirmado que en la mesa están todos los temas que preocupan a Washington y a Moscú, lo que significa que Putin deberá escuchar lo que Biden le diga sobre su política en materia de derechos humanos, un ámbito en declive en Rusia, donde la sociedad civil y la prensa independiente enfrentan cada vez más restricciones y los llamamientos occidentales a que se respete el derecho a disentir son desoídos.
Aunque a Putin no le guste, Biden querrá abordar la situación del líder opositor Alexéi Navalni, encarcelado desde que retornó en enero de Alemania, donde se le salvó la vida de un intento de envenenamiento en su país.
Otro tema muy delicado será Bielorrusia, un régimen que ha pasado a ser una amenaza potencial para Europa después de que el mes pasado obligara a un avión a desviarse y aterrizar en el aeropuerto de Minsk para arrestar a un periodista opositor que vivía exiliado en Grecia.
Rusia ha respaldado al presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, para mostrar a los países de su esfera de influencia que su alianza es sólida, algo que se espera transmita a Biden.
CIBERCRIMINALIDAD
El punto de la agenda consagrado a la seguridad informática cubrirá la cuestión de la cibercriminalidad y muy en particular de los ciberataques contra intereses estadounidenses, algo prioritario para Washington en vista de los daños económicos que pueden causar.
Pero mientras EEUU lo observa com