TLAQUEPALQUE, JALISCO, MÉXICO.
Tener como herencia el legado de su padre, ‐quien a los 13 años comenzó a trabajar en la primer fábrica de vidrio soplado en Guadalajara, Jalisco‐ comprometió a Hipólito Gutiérrez Castillo a amar este oficio.
Aprender a soplar el vidrio y generar figuras insospechadas, con las mismas herramientas y en el mismo taller en que vio tantas veces a su padre hacerlo, le ha permitido conservar los secretos y entender que trabajar con el vidrio requiere de pasión y entrega, estos dos ingredientes serán los que permitan que su oficio continúe.
Hipólito, es ganador también de un Récord Guiness al haber impuesto una marca por realizar la botella de vidrio soplado más grande del mundo.