La batalla por el alma del Partido Republicano ha entrado en un nuevo punto de ebullición, quizás el definitivo, para determinar su rumbo de cara a las elecciones legislativas del 2022.
Mientras los partidarios de Donald Trump prefieren cerrar los ojos a sus acusaciones de fraude sobre las presidenciales del 2020, la congresista Liz Cheney, representante de la corriente crítica, se niega a guardar silencio.