La Paz, 17 abr (EFE).- Soledad, dolor, la posibilidad de acabar en la calle o de reproducir la violencia vivida en casa son algunas secuelas de los menores que quedan huérfanos como consecuencia de un feminicidio, cuya situación en Bolivia es motivo de preocupación de organizaciones que denuncian un abandono estatal a esta población.
Entidades como el Observatorio para la Exigibilidad de los Derechos de las Mujeres y la Defensoría del Pueblo denuncian la falta de un registro oficial de datos sobre los menores que han perdido a sus madres por la violencia machista, carencia advertida en las defensorías de la niñez y la Fiscalía.
Imágenes: Gina Baldivieso
Edición y locución: Annia Hidalgo Vargas.