Ya no hay lágrimas que acompañan el dolor de las familias, luego de haber sepultado los cuerpos hace alrededor de una semana, solo queda indignación y frustración al no tener respuesta de las autoridades sobre los culpables de las muertes de al menos siete personas residentes en una misma calle por la ingesta de alcohol adulterado, incluidos cuatro miembros de una familia.
Tres velones, flores, un letrero que dice Ariel Montero y Cándida Montero y la imagen de Jesucristo y la virgen María acompañan las fotos de los fallecidos que reposan en una pequeña mesa en la sala del hogar, mientras la madre de Ariel, permanece sentada admirando la fotografía de su vástago.
“Para mí, en cualquier rato viene mi hijo, mami estoy aquí”, relata Nancy Otáñez, madre de Ariel Montero, de 32 años, al negarse a creer que su primogénito falleció hace una semana a causa de alcohol adulterado con Metanol que ella también consumió.
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