Imagina una situación: tras un 0-1 a la ida, y ganando 4-3 en la vuelta en el último minuto conviertes el gol que te clasifica directamente con un 5-3 a la semifinal de la Champions League. El momento es todo euforia, locura, un estadio explotó de felicidad pero, porque todo en la vida tiene un pero, aparece el VAR...