Un té puede apetecer prácticamente en cualquier momento del día. Ya sea después de una suculenta y deliciosa comida, como broche final para acompañar el postre, o incluso como una opción para el desayuno, en especial si nos planteamos la posibilidad de sustituir la tradicional taza de café.
Incluso independientemente de la estación en la que nos encontremos, podemos cambiar el té caliente -tan característico de los meses de otoño e invierno- por una receta fría, combinándolo con hielo y alguna rodaja de limón, para convertirlo en una bebida refrescante, además de deliciosa.
¿Cuáles son sus beneficios? ¿Qué contraindicaciones puede tener?
En el siguiente video os lo contamos todo.