Música, el alimento del alma en tiempos de penurias y confinamiento: es lo que ofrece la chelista Camille Thomas a los parisinos desde el tejado del Instituto Francés de la capital gala, un exquisito cádiz de ravel, acariciando las cuerdas de un Stradivarius del siglo XVIII.
Nota:
https://noticiasncc.com/cartelera/articulos-o-noticias/01/18/ante-el-confinamiento-una-chelista-comparte-su-musica-desde-una-azotea-en-paris/