Bogotá (Colombia), 4 dic (EFE).- (Imagen: Juan Diego López) La temporada ciclónica de 2020 en el Atlántico ha encendido las alarmas de los científicos por un inusitado aumento de la actividad en comparación con los años anteriores. Un récord de 30 tormentas y destrozos en lugares que nunca habían visto un huracán de gran categoría han dejado incógnitas sobre sus posibles causas.
UNA TEMPORADA SIN PRECEDENTES
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés), uno de los organismos de monitoreo de ciclones con mayor reputación, calificó el viernes pasado la temporada en la cuenta atlántica de este año como "extremadamente activa".
Y si bien su fecha de cierre se suele fijar el 30 de noviembre, la NOAA advirtió que en 2020 "es posible que haya tormentas tropicales que continúen desarrollándose después de ese día".
De las 30 formaciones naturales generadas, 13 lograron convertirse en huracanes, incluidos seis de categoría mayor con vientos desde 111 a 178 kilómetros por hora.
Entre ellas estuvieron los poderosos huracanes Eta e Iota, que este noviembre arrasaron a su paso por Centroamérica y el Caribe, donde dejaron una estela de destrucción y muerte en Nicaragua, Honduras, Guatemala y el archipiélago colombiano de San Andrés.
¿CUÁL ES LA CAUSA DE TANTAS TORMENTAS?
Los meteorólogos y científicos coinciden en que son muchos los factores que influyen a la hora de la formación de huracanes en el Atlántico, pero durante esta temporada un aumento en la temperatura del océano, una poca cortante del viento y el influjo de un frío Fenómeno del Niño han contribuido a una tormenta perfecta.
En su pronóstico ajustado a octubre de 2020, el Equipo de Investigación sobre el Clima Tropical de la Universidad de Colorado advirtió justamente que "las temperaturas promediadas de la superficie del mar en el Atlántico tropical son mucho más cálidas de lo normal".
Se estima, de hecho, que las aguas de ese océano se encuentran 1 o 2 grados Celsius por encima del promedio, de acuerdo con los análisis que registraron un calentamiento desde el invierno pasado y que se ha mantenido hasta la temporada de huracanes.
"Estas anomalías en la temperatura persistieron durante el pico la temporada de huracanes en el Atlántico, con variaciones en septiembre de 2020 que alcanzaron 0,7 °C por encima de lo normal", expusieron los investigadores, dirigidos por el científico Philip J. Klotzbach.
Estaciones de monitoreo de varios países latinoamericanos también han visto este mismo aumento en la temperatura del agua, lo que permitió en casos como el de Colombia que por primera vez en la historia un huracán de categoría 5 (Iota) impactara a mediados de noviembre en sus paradisíacas islas de San Andrés y Providencia.
"La zona del Mar Caribe está más cálida de lo normal y eso incide para que este sistema haya ganado fuerza a esta magnitud", al punto de dejar el 98 % de la infraestructura de Providencia destruida, explicó entonces a la prensa Luis Alfo