Los recuerdos de Doña Luisa, una maestra de 106 años

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Murcia, 11 nov (EFE).- Se llama Luisa Cabello, acaba de cumplir 106 años y tiene el carné más antiguo de España del sindicato Anpe. Esta alicantina ha sido maestra y directora de colegio durante décadas y dice, en una entrevista con EFE, que está "pasmada" consigo misma por su longevidad. "De no ser por mi sordera estaría estupenda", presume coqueta.
De cuerpo minúsculo y aquejada de problemas circulatorios que le obligan a llevar siempre guantes para calentarse las manos, Doña Luisita recibe a EFE en su piso del barrio murciano del Infante, abarrotado de fotos familiares, grandes oleos con retratos de sus antepasados y algún dibujo infantil que le empezaron a hacer llegar los vecinos a partir de su cien cumpleaños.
En plena pandemia y preocupada por la situación de los hijos y nietos de Dina, su cuidadora, asegura sin que le pregunten nada más arrancar la conversación: "He querido mucho a los niños y a sus familias", dejando entrever así la firmeza de su carácter y, a modo de mantra, repite de cuando en cuando su amor por la educación y la infancia para enfatizar que "el cariño y el respeto es lo único que hace funcionar los colegios".
Nacida el 4 de noviembre de 1914 en Novelda (Alicante), donde estaba destinado su padre, un ferroviario aragonés hijo y nieto de militares, Luisa Cabello cuenta con voz firme y decenas de anécdotas, fechas y nombres, que se hizo maestra gracias al empeño de su madrina, compañera de profesión y quien logró el permiso paterno para que la mayor de sus dos hijas ingresara en la Escuela de Magisterio de Murcia.
"He tenido la inmensa suerte de tener buena cabeza y un carácter tímido y templado que me hizo pasar la infancia sentada en una silla leyendo. Es más, según mi padre, era más bajita que mi hermana porque ella era más alegre y vital y siempre estaba de pie, no como yo, que solo leía", cuenta entre risas.
El 4 de julio de 1936 obtuvo el carné de maestra y su primer destino fue Lorca, si bien el estallido de la guerra apenas dos semanas después la apartó de la profesión hasta entrado 1944 cuando "CC.OO contrató a un abogado que recuperó en la sede del Banco de España en Madrid los títulos de maestro" que habían sido retirados por el régimen a miles de docentes represaliados.
"Nos dieron nuestros títulos, nos pagaron los atrasos y nos hicieron elegir destino, en mi caso Cabo de Palos", un pueblo en el que enseñó a leer a los hijos de los pescadores.
De esos años de hambruna, analfabetismo y cambios de destino Doña Luisa recuerda la religiosidad de las familias, la rigidez de las normas sociales y la autoridad de los docentes. "Trabajábamos en los patios con niños a un lado y niñas a otro, separados por una valla, pero nunca había problemas", insiste la maestra, que conoce las dificultades de la enseñanza actual y escucha sorprendida, y con rechazo, las vicisitudes a las que se enfrentan los escolares por el coronavirus.
Cuando se le pregunta, por ejemplo, por la enseñanza en remoto contesta instintivamente: "los mae