Todos tenemos un futbolista adentro de nuestro cuerpo. ¡Quién no soñó entrar al campo en un mundial!. Todo esto es imposible que nos pase pero no nos quedamos quietos y cada tanto nos calzamos los botines y salimos a correr con un balón. ¿El resultado?, pues la verdad es que si bien es divertido termina siendo futbolísticamente lamentable.