Las calles de Estados Unidos estaban más tranquilas el miércoles de lo que lo han estado en varios días, desde que la muerte de George Floyd desencadenó manifestaciones, a veces violentas, en contra de los abusos de la policía y las injusticias que viven los afroestadounidenses.
Los toques de queda y los esfuerzos de los propios manifestantes para contener a los exaltados impidieron mayores daños a los negocios en Nueva York y otras ciudades durante la noche.
Para el miércoles por la mañana, los arrestos en todo el país sumaban más de 9.000.