¡Vade retro, Satanás! Ese parece ser el grito que usan algunos dirigentes latinoamericanos para enfrentarse contra el COVID-19. Presentar la fe religiosa para retar al virus es una estrategia muy común para distraer las responsabilidades propias de Gobierno y encontrar así el consuelo espiritual frente a los contagios terrenales por la pandemia.