Es un sarcasmo, una burla sangrienta.
Pedro Sánchez, desbordado por la tragedia que tanto contribuyó a estimular, ha convertido lo que debería ser una batalla contra la muerte y la infección, en un circo, en el que el día que no se descubre que han comprado 'test rápidos' defectuosos a una empresa chunga sin licencia, salta que sabían lo que se avecinaba y no tomaron medida alguna.
No ha reconocido ni un error, ni una deficiencia en su negligente gestión, ni el más mínimo tropiezo o falta, siendo su actuación lamentable en todos los frentes desde el principio de esta catástrofe.
Encaramado a su indestructible soberbia, últimamente trufada de gestos patéticos destinados a infundir lástima, el líder del PSOE conduce a España hacia una crisis sanitaria y económica de magnitud colosal, demostrando cada día que pasa su incapacidad para hacer frente a una pandemia que se ceba con especial crudeza en nosotros porque hemos llegado tarde a cada uno de los cortafuegos que habrían podido frenarla.
Ni una sola vez ha salido de su boca la palabra «perdón», a pesar de haberse convertido en una especie de gran payaso charlatán obsesionado por copar horas en la pantalla.
Ni de su boca, ni de sus vicepresidentes o ministros, que siguen disfrutando de sus espléndidos sueldos, chalets serranos y privilegios, mientras exigen a 47 millones de españoles que se sacrifiquen y arruinen.
A la hora de subir este vídeo, este lunes 30 de marzo de 2020, ya había oficialmente en España 7.340 muertos por coronavirus y 85.195 infectados.