Como cada año desde 1913 la Arena di Verona es el escenario de la calidad y de la más alta autenticidad performativa de la Ópera mundial. Su moderna acústica se mantiene vigente desde que fue restaurada durante el Renacimiento; los especialistas suelen llamar a esta escena “el sueño de Verdi y Puccini”, pues la tradición del festival lírico está comprometida con la gloria de su resistencia, arquitectura y la realización espectacular de la música.
Desde Maria Callas, quien debutó en este lugar, pasando por la consagración de eminentes tenores como Pavarotti, “se suele decir que si un cantante puede satisfacer el reto de la Arena, esto es un signo de madurez y de que se ha llegado a un gran nivel profesional”. Ha declarado Paolo Gavazzeni, antiguo director artístico de la Arena di Verona.
Pocos venezolanos han estado vinculados a este festival, entre ellos destacan recientemente la soprano y el tenor, Ana Lucrecia García y Aquiles Machado. Pero en esta oportunidad la hazaña es del director Diego Matheuz (Barquisimeto, 1984), quien hace historia al convertirse en la primera batuta criolla en abrir una temporada.