La fabricación de un habano, proceso manual y minucioso, requiere de muchas etapas, la primera empieza aquí: en las plantaciones de tabaco.
El cultivo de la hoja de tabaco es una larga tradición, acumulada durante siglos, que forma parte de la cultura centenaria de la isla de Cuba.
Una tradición que exige una labor delicada, transmitida de generación y generación por los vegueros, los verdaderos artífices de este proceso.
Cada hoja cumple una función, dependiendo del papel que va a desempeñar en el habano. La hoja para tripa y capote, el corazón del habano, se denomina tabaco de sol, ya que se cultiva al aire libre. Su plantación se realiza principalmente en la zona de Pinar del Río.
La hoja para la capa, que es la que cubre el habano, se cultiva en campos cubiertos por telas traslúcidas para filtrar el sol. Las hojas para capa son las más costosas y requieren los máximos cuidados.
El privilegiado clima cubano es importante, pero también las carácterísticas del terreno.
Las hojas se van acumulando en estas parigüelas, y se transportan a su siguiente destino la Casa de Curación donde pasarán unos meses en proceso de secado para posteriormente dirigirse a Escogida y Despaillo.
Solo la mitad de estas hojas cosechadas se convertirá en un habano, lo que demuestra que es producto único y exclusivo, con unos altísimo estándares de calidad.