a policía de Grove City fue llamada a un negocio a principios de esta semana, después de que un empleado telefoneó para quejarse de que el estudiante estaba actuando agresivamente y se negaba a abandonar las instalaciones.
A su llegada, los oficiales se acercaron al joven jugador de fútbol americano Michael Harris, que es un gigante de casi dos metros y más de 100 kilos de músculo, y sin calcular las consecuencias intentaron sujetarlo.
Harris, sin inmutarse procedió a levantar al policía sobre su cabeza, como hace con sus rivales deportivos sobre el campo y lanzarlo contra el pavimento, sin especial violencia porque no quería hacerle daño.
Dicen los 5 agentes que hicieron falta para dominar al deportista, para justificarse, que Harris parecía estar bajo la influencia alguna sustancia y que encontraron píldoras no identificadas y una balanza digital en su automóvil.
Cuando todo estuvo dicho y hecho, fue acusado de agresión grave además de una lista de delitos menores que incluye resistir al arresto, obstruir los asuntos oficiales y conducta desordenada mientras estaba intoxicado.
La universidad anunció que Harris, quien se mudó de Auburn el mes pasado, ha sido suspendido de todas las actividades relacionadas con el fútbol, pero esperará hasta que se complete una investigación completa sobre el asunto.