Los Reyes Magos y Papá Noel ya han hecho su trabajo este año, pero puede que, por muy bien que se porte uno, no acierten con sus regalos y ahora tengamos que devolverlos. Lo que desconocemos es el coste medioambiental que tienen las devoluciones de los paquetes, que dejan un rastro de contaminación que contribuye al cambio climático y empeora la calidad del aire.