Tras una fuerte represión, el gobierno de facto de Bolivia tomó el control de la planta de la estatal petrolera boliviana ubicada en Senkata, lo que dejó al menos tres muertos y una treintena de heridos. La planta había sido tomada por ciudadanos de El Alto como medida de presión contra el gobierno de facto de la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez, lo que había impedido la distribución de carburantes a las ciudades de El Alto y La Paz. teleSUR