Cientos de custodios aborígenes de Colombia se reunieron el fin de semana en Toribío, una localidad donde aumentan las agresiones contra los pueblos indígenas. El vacío de las FARC fue copado por otros actores armados: disidentes de la otrora guerrilla comunista, guevaristas del ELN o narcos de origen paramilitar que se disputan las rentas ilícitas.