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Ella es Jennifer, y tiene una confesión que hacer. Ha pasado mucho tiempo odiando a alguien muy cercano a ella, y ahora está muy avergonzada de sí misma. Esta es su historia.
Ella tiene una hermana menor, Stella. Tenía 4 años cuando nació su hermana, y recuerda que estaba muy entusiasmada por tener una hermanita con quien jugar. Bueno, ella todavía era un bebé, para ser justos. Pero las cosas salieron muy mal desde el principio.
Stella nació con bajo peso y tuvo que ser internada en el hospital. Luchó durante semanas, y todos los familiares y amigos de la familia se preocuparon por ella. Mientras tanto, Jennifer fue olvidada por todos. Apenas tres semanas antes, ella había sido el centro de atención; todos jugaron con ella y le dieron regalos, y ahora todos hablaban solo de Stella, ¡nadie quería saber cómo estaba Jennifer!
Para ser honesta, se ofendió mucho, pero esto pasó totalmente inadvertido para todos. Cuando finalmente trajeron a Stella a casa, Jennifer no sintió nada cuando miró a esa fea criatura que gritaba. No podía jugar con ella como habían prometido. ¡Pero al menos finalmente recuperó a sus padres! Pero nadie estaba listo para pasar todo el día jugando con ella; sus padres tenían otras cosas más importantes que hacer, como llevar a Stella al médico. Jennifer tuvo que aprender a ocuparse de sus propios asuntos y vivir con solo la mitad de la atención que se suponía que era toda suya.
Luego se fue a la escuela. Las cosas no mejoraron. Stella seguía siendo una niña enfermiza, y sus padres dedicaban constantemente su tiempo, esfuerzo y dinero para curar una enfermedad después de otra. Y todo el tiempo, Jennifer era solo una niña normal con su escuela, pasatiempos y amigos. Sus padres le prestaban atención, pero no tanto como ella necesitaba, y resolvió sus problemas por su cuenta. Su actitud hacia sus padres se volvió muy amarga, y comenzó a detestar al monstruo indefenso de su hermana.
Cuando Jennifer se convirtió en una adolescente, las cosas empeoraron. Siempre fue "Stella esto, Stella lo otro", mientras que parecía que ella ya no era una niña, y sus padres asumieron su trabajo como ya hecho. Ella trató de rebelarse para obtener más atención, para pedir ayuda, incluso para hablar con ellos. Fue entonces cuando sus padres le explicaron que la querían mucho, pero la veían como una persona independiente que no necesitaba tanto apoyo. "Mira Jenny, eres fuerte, ¡literalmente puedes hacer frente a todo! Stella es débil, está enferma todo el tiempo, ¿quién la cuidará? Pero no tendrás ningún problema, sea cual sea la situación. ¡Estamos muy orgullosos de ti!". Sí, el orgullo es genial, pero ¿qué tal un poco de apoyo?
El peor episodio ocurrió cuando tenía que ir a una nueva escuela en otra ciudad y, por lo tanto, tuvo que mudarse de sus padres para el período escolar. Ella le había estado pidiendo a sus padres por año