A casi nadie le hace la menor gracia, pero hay ocasiones en que no queda otro remedio.
Cada vez que nos vemos obligados a usar un baño público, nos andamos con ojo para que nada ajeno toque nuestra piel.
De alguna manera imaginamos que hordas de gérmenes y bacterias pueden atacarnos o ser perjudiciales para nuestra salud íntima.
Las acrobacias son frecuentes cuando el baño no es de nuestra confianza y preferimos que nuestra piel no llegue a tocar el retrete ni ningún otro elemento del habitáculo.
Tal vez en alguna ocasión hayas notado saltar el agua del interior del retrete.
Probablemente te haya dado un asco tremendo, pero tenemos una buena noticia: no tienes por qué volver a vivirlo. En este vídeo te damos el truco para que nunca más vuelva a pasarte.
Por otro lado, incluimos una lista de recomendaciones que te serán útiles si no quieres arriesgarte a contraer una infección.
En un baño público es mucho más sencillo de lo que parece hacernos con un puñado de bacterias, por mucho papel que pongamos en el retrete y por mucho que nos lavemos las manos después de usarlo.
Dale al play si no estás dispuesto a jugártelo. No volverás a olvidar estas recomendaciones.