Los rinocerontes están tranquilamente retozando en un abrevadero, cuando se aproxima un elefante a muy poca velocidad. Cuando ve realmente cerca al gigantesco paquidermo y ante lo que percibe como un ataque inminente, la mamá rinoceronte se interpone valiente entre su rival y su cría. Intenta aguantar el tipo, pero el gigantón empuja y la derriba. La rinoceronte, tras revolcándose por el barro, recupera como puede la posición. Y entonces, con notable habilidad, y mientras el cachorro escapa del lugar, pone patas en polvorosa perseguida por el elefante, empeñado en darles lo suyo. Ocurrió en el Parque Krueger, en Sudáfrica.